El Trastorno Disocial se refiere a la presencia recurrente de
conductas distorsionadas, destructivas y de carácter negativo, además de
transgresoras de las normas sociales, en el comportamiento del
individuo. Este trastorno supone un problema clínico importante por sus
características intrínsecas - implica un desajuste social-, sus posibles
consecuencias - una parte importante de los niños/as que lo padecen
mostrará algún tipo de desajuste en la edad adulta- y por su frecuencia -
es el más comúnmente diagnosticado.
El rasgo principal del Trastorno disocial es, según el DSM-IV,
"un patrón de conducta persistente en el que se transgreden los
derechos básicos de los demás y las principales normas sociales propias
de la edad". El trastorno causa además un deterioro del funcionamiento a
nivel social, académico y/u ocupacional clínicamente significativo.
1:Inicio en la Infancia: la aparición de algunos de los criterios propios del Trastorno de Conducta es anterior a los 10 años.
2:Inicio en la Adolescencia: la aparición de los criterios del Trastorno de Conducta es posterior a los 10 años.
Si bien, la utilidad de esta distinción no está clara, se sabe que
existe un peor pronóstico para los trastornos de inicio temprano.
Estableciendo:
1:Trastorno Disocial en niños/as no socializados: las conductas
propias del Trastorno de Conducta se ven acompañadas por una falta de
integración efectiva, fruto de la carencia de habilidades para el
establecimiento de relaciones adecuadas con los compañeros/as, de manera
que el niño/a se sentirá frecuentemente aislado, rechazado, será
impopular y no disfrutará de relaciones afectivas recíprocas y sinceras.
2:Trastorno Disocial en niños/as socializados: el individuo
presenta un grado de integración adecuado al menos con algunos
compañeros de la misma edad. Esto no implica que para establecer este
diagnóstico, el trastorno deba obligatoriamente presentarse cuando el
individuo forma parte de un grupo, es independiente.
3:Trastorno Disocial limitado al Contexto Familiar: en él las
conductas del niño/a presentan un adecuado ajuste con las personas y
situaciones externas al medio familiar, y sin embargo desajustado en lo
referente a la familia. Las manifestaciones más comunes son robos en el
hogar, actos destructivos y acciones violentas contra miembros de la
familia.
El matiz en este subtipo, recae sobre la idea de que el niño/a posee las
habilidades necesarias para establecer interacciones valiosas.
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